martes, 22 de noviembre de 2011

La esperanza




La esperanza es aquello que nos mantiene luchando cuando nuestro cuerpo y espíritu han fallado en el intento y se han dado por vencidos. Es un sentimiento, algo subjetivo que nos mantiene sobre este mundo y nos da una razón para evadirnos de la realidad mezquina a la que estamos sometidos día tras día. Es como el oxígeno que nos mantiene con vida, todo mortal depende de ello. Sin esperanza no vivimos.

El camino por el que nuestra vida transcurre, es largo y está repleto de complicaciones. Debemos afrontarlas, pero sin esperanza, no es posible abatir los problemas que surgen a lo largo del camino.
Imaginemos un mundo sin esperanza. Nadie intentaría luchar por nada, nadie tendría ilusión por nada, nadie daría la vida por nada.

La esperanza es como la flor que nace en primavera. Es un sentimiento que brota dentro de nosotros y nos dice que hay que intentar conseguir algo mejor, que siempre tenemos que continuar en la lucha y no rendirnos jamás. Y en algunas personas, esa flor que ha brotado dentro de ellas, se va marchitando lentamente. Esas personas van perdiendo las ganas de vivir, sienten que ya no quedad nada por lo que combatir y se van hundiendo en un inmenso vacío día tras día.
Muchas de estas almas que han perdido la esperanza, terminan trágicamente con su existencia ya que han perdido los ideales por los que luchaban y ya nada les aferra a esta vida. 
Otras, viven sumidas en sus pensamientos, tratando de hallar de nuevo la esperanza que les ha abandonado.

Por esta razón, debemos mantener nuestra esperanza bien firme, y no dejar que flaquee en ningún momento, somo si fuese una muralla que nos protege del exterior. Perderla es sinónimo de desesperación, de darse por vencido, de abandonar la batalla. Este es el camino fácil. Mantenerla es el difícil y, como casi todo lo complicado en esta vida, es lo que realmente merece la pena.



Siempre, siempre recuerda que mientras haya vida, hay esperanza.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Destino


Tras un largo y duro camino
lleno de dificultades y barreras,
se encontró finalmente con su destino,
al que estaba atado con guresas cadenas.

Mas él de esto nada sabía,
creía ser dueño de su propia vida.
¡Iluso de él!,  que de ella su vida pendía,
pero Destino no se lo dejó ver todavía.

Jugó con él, acercándole al fuego,
manipulándole, creyéndole dueño de su vida.
Era una marioneta, parte de su juego,
toda decisión por Destino estaba elegida..

Pasaron los días, los meses, los años.
Pasaron amores, desamores y llantos.
Mas Destino se reía de todos sus daños,
a pesar de que él imploraba a todos los santos.

Finalmente Destino se cansó de la marioneta
y decidió que algo bueno debería ocurrir.
Sin él notarlo, le entregó la llave secreta,
para que su verdadero amor pudiera conseguir.

Por sus labios muchos amores habían pasado,
años tras año, pero todos ellos fallaron,
pues  su corazón tan sólo a una realmente había amado
aquella a la que sus labios nunca consagraron.

Al conseguir la llave de su corazón
y ver que encajaba perfectamente,
se olvidó de toda norma, de toda razón,
ya que ella era la única que le completaba enteramente.

Destino dio otra vez una sabia lección,
todos dependemos de una única persona, 
y no tenemos alternativa, no es nuestra decisión.
Todo depende de Destino, que a nuestra suerte nos abandona.